Sabemos que el polvo de tóner es la tinta solida que usan las impresoras para imprimir, lógico entonces que sirva solo para reflejar imágenes o palabras en el papel. La cantidad de palabras o imágenes que seamos capaz de imprimir en el papel dependerá de factores tales como: tipo de documentos impresos, el número de páginas en color, el tamaño de los trabajos de impresión, densidad de imagen, impresión simple o dúplex. En consecuencia, el rendimiento real puede variar considerablemente del rendimiento declarado por el fabricante por lo que ningún fabricante podrá garantizar a sus clientes que con un mismo cartucho de tóner todos ellos puedan realizar el mismo número de impresiones.
Pero, ¿sabemos que el polvo de tóner se “gasta” por la propia necesidad que tiene el cartucho para poder imprimir correctamente así como también por el modo en que trabajamos con nuestra impresora?
El tóner tiene una formulación química compleja diseñada específicamente para funcionar con los otros componentes del cartucho para poder ofrecer una calidad elevada y consistente de impresión. Debido a que es físicamente imposible extraer todo el tóner en un cartucho de impresión, una pequeña parte del tóner permanecerá siempre en el cartucho, tóner que es utilizable y cuya cantidad variara dependiendo del estilo de impresión del cliente así como del propio diseño del cartucho de tóner.
Parar y reiniciar la impresoras constantemente también afecta al consumo de tóner. Cada vez que se inicia un trabajo de impresión hay varias rotaciones del sistema de impresión antes y después de la impresión. Esto causa desgaste de todos los componentes del sistema de impresión, incluyendo el tóner.
Las cuestiones ambientales en las instalaciones del cliente. Los fabricantes diseñan sus sistemas de impresión para ofrecer impresiones de calidad en una amplia variedad de ambientes, pero algunos entornos puede causar que el sistema utilice más o menos tóner, lo que afecta al rendimiento de hojas impresas de ese cartucho. Los ambientes muy húmedos pueden causar que el rendimiento de los cartuchos disminuya por la dificultad que tiene el polvo de tóner en generar la carga triboeléctrica necesaria para que el tóner salte de un componente a otro del cartucho hasta llegar al papel. En ambientes secos es más fácil llegar a cargas correctas por lo que no existe desperdicio de tóner en el transito hasta el papel.
Parte del polvo de tóner se usa también como lubricante del cartucho. Durante el proceso de impresión, hay componentes en el cartucho que utilizan una cantidad muy pequeña de tóner como lubricante para reducir la fricción entre la lámina de limpieza y el OPC, generada durante la rotación de este; este tóner usado como lubricante ayuda a aumentar la vida útil del OPC.
En ocasiones aunque creemos que imprimimos en negro, también usamos otros colores para mejorar la "oscuridad" y realzar algunas áreas de una impresión. De este modo se llega a utilizar algún tóner de color junto con el tóner negro para generar y proporcionar la mejor calidad de impresión posible para el cliente. Para evitar esto y no gastar tóner color cuando no lo deseamos, hemos de seleccionar en las impresoras la opción de solo en negro o escala de grises.
La impresión a doble cara también genera un desgate del polvo de tóner. Para poder imprimir en ambas caras de una página, el papel debe recorrer una distancia más larga, en el momento en que la cara impresa de la página se invierte en el interior de la impresora. Esto causa más rotaciones de los componentes del cartucho que precisan del polvo de tóner para su lubricación.
Factores como la calibración de colores constante y un ajuste de densidad inadecuado, provocan un desperdicio del tóner que afectará al número de hojas impresas. De este modo es importante gestionar eficientemente el uso de la impresora para conseguir la máxima eficacia en cuanto a calidad y rendimiento de impresión ya que el ahorro del tóner no solo depende del tipo de fuente que escogemos para imprimir, el papel o el coste de nuestros cartuchos.
Fuente Ahorra En Tinta
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