Las arañas son una de las especies más intrigantes del mundo animal, no sólo por su apariencia sino por sus habilidades, muchas de las cuales aún desconocemos.
Ese perfil de especie amenazante y poderosa ha inspirado al mundo de la robótica a diseñar cientos de prototipos para aprovechar sus cualidades, algunos de los cuales conocimos durante los últimos años, como el concepto del Instituto Fraunhofer y el Hex-Piderix de la alumna mexicana del IPN.
En esta ocasión, el T8 es una combinación de dos tecnologías de gran crecimiento en la actualidad, la robótica y el modelado por impresoras 3D. Este robot octópod posee un sistema de cinemática registrado con el nombre de Bigfoot, y cubierto por una armadura impresa en 3D de alta resolución, todo empujado con 26 motores, 3 en cada una de sus 8 piernas y 2 en el abdómen.
Sus creadores, la empresa Robugtix.com, se caracteriza por crear prototipos bioinspirados y de múltiples patas, y si eso no es focalizar sobre un negocio, no entiendo qué es. Su mayor logro es Bigfoot, el motor de cinemática inversa que se encarga de concentrar toda la información de automatización de la teoría matemática compleja y los cálculos necesarios para evitar que este arácnido se tropiece, de forma de dejar a quien lo comande, sólo la tarea de preocuparse sobre lo que quiere hacer su robot.
El objetivo de esta empresa es lograr ofrecer un producto que se adecúe a cualquier tipo de usuario sin una curva de aprendizaje compleja, sino que toda la complejidad esté dentro del diseño y prestaciones del robot.
Además del T8, los creadores poseen un diseño llamado “iitsii”, un hexápodo que no posee la misma carcaza que su hermano de ocho patas, lo que le permite mostrar el funcionamiento del sistema Bigfoot más claramente.
¿Qué funciones podría tener un modelo de robot como el T8 en el mundo real? ¿Espionaje, visualización en zonas críticas o de alto peligro para seres vivos, detective de maridos?
Fuente Fayerwayer
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